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La última sentencia del Tribunal Supremo da la razón a Esquerra Unida, pero no impedirá las obras en el Sabinar

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Juan Rodríguez. Ex concejal de EU de San Vicente del Raspeig

 

En agosto de 2008, las máquinas allanaron el terreno del Valle de Sabinar. Juan Rodríguez, ex concejal por Esquerra Unida (EU), ignora las razones que mueven a la alcaldesa de San Vicente del Raspeig, Luisa Pastor, a mantener un proyecto  urbanístico que “no dará vida al pueblo y supondrá unos costes elevadísimos”.

Entre 1991 y 2007, Rodríguez representó a EU en el Ayuntamiento de San Vicente. Ocupó la Concejalía de Medio Ambiente en un gobierno encabezado por el PSPV, pero rompió el acuerdo cuando los socialistas plantearon la construcción de un campo de golf, dos hoteles y más de 700 viviendas  en el Valle del Sabinar.

Pregunta. ¿Qué valor tiene el Valle del Sabinar para San Vicente?

Respuesta. San Vicente está construido por todas partes y el valle es la única zona con valor ecológico. Gracias a Luisa Pastor, un campo de golf, un hotel y más de 600 viviendas arrasarán todo.

P. Las máquinas ya han explanado el terreno.

R. Sí, en agosto. Ahora está la zona desolada. Había minas de ocre de las que aún se conservan los surcos. Gracias a la intervención de las máquinas, la  población de vella lucentina, una  planta endémica en peligro, ha mermado casi del todo. Lo curioso es que las características del terreno suponen un alto riesgo de inundacion en caso de lluvias torrenciales: no puedes reprimir la bajada del agua por los barrancos. Por todo, desde el principio hemos sido partidarios de crear allí una zona de protección ecológica.

P. ¿Siempre han estado solos políticamente en la defensa del Sabinar?

R. No. Hay que decir que la base de este plan se remonta al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1989. Tiene 20 años. Sin embargo, en 1999, cuando yo gestionaba la Concejalía de Medio Ambiente, todos los grupos acordamos considerar al Sabinar como zona de protección ecológica. Más tarde, el PSOE, en el gobierno por entonces, decidió retomar el proyecto del campo de golf. He de decir que los mismos concejales que apoyaron el proyecto, tiempo antes habían participado en jornadas de replantación.

P. ¿Por ello retiraron vuestro apoyo a la alcaldía socialista?

R. Efectivamente, como responsable de medio ambiente no podía permitirlo y nos salimos del gobierno. Pero no sólo lo hicimos nosotros, nos siguieron cuatro concejales socialistas. Todo culminó con el triunfo de la moción de censura que puso al PP, con Luisa Pastor, en la alcaldía.

P. Sin embargo, el actual gobierno continúa con el plan.

R. Sí. Además, las decisiones se están tomando unilateralmente, sin contar con nadie.

P. ¿Cuál ha sido la actuación de EU durante el proceso?

R. Cuando se aprobó el primer plan, presentamos un recurso al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV)con muchas alegaciones. Entre ellas, denunciábamos que se contabilizaba el terreno de cañada real como zona verde. En este punto nos dieron la razón. Por este mismo motivo, el pasado 13 de marzo, el Tribunal Supremo rechazó el plan. Sin embargo, el proyecto ya se había adaptado y no agregaba la cañada real. En consecuencia, el TSJCV rechazó el recurso que presentamos a este segundo plan.

Ahora, tenemos pendiente otro recurso porque entendemos que el ayuntamiento no puede gestionar un hotel de manera privada en una zona privada. Las construcciones en suelo público deben estar sometidas a algún tipo de protección.

P. ¿Qué opina de que las tareas de explanación se iniciaran antes de conocer la sentencia del Tribunal Supremo?

R. Parece que existe cierta prisa. Probablemente sea porque para ingresar los cuatro millones que la constructora prometía, era necesario que el ayuntamiento iniciara las obras.

P. Precisamente, existe polémica sobre los costes de construcción de la macrourbanización ¿qué opina al respecto?

R. Los técnicos municipales hablan de que son necesarios cerca de 30 millones para ponerlo todo en funcionamiento. Tengamos en cuenta que hay que llevar el alcantarillado, abastecer de agua potable, evacuar las aguas residuales, instalar la electricidad, urbanizar, pagar los servicios de limpieza de basura, la policía municipal… Todo ese gasto lo realizaría el ayuntamiento antes de poder vender: no entendemos de dónde sale tanto dinero.

P. ¿Considera que es un proyecto insostenible?

R. Totalmente. Según calculamos, las viviendas debían costar de 300 a 360 mil euros para responder a los gastos. Lo impresionante es, también, que los impuestos de los sanvicenteros no cubrirían el mantenimiento de las viviendas.

P. El progreso y los beneficios que, según la alcaldía, obtendría San Vicente del Raspeig ¿compensarían el gasto?

R. Esos beneficios no existen. Hay que recordar que el campo de golf y las viviendas estarían situadas a siete kilómetros del pueblo. Además, todo el que viviera allí tendría a 500 metros la autovía de Alcoy. Obviamente, para ellos sería más fácil acceder a otros centros comerciales o núcleos urbanos: a San Vicente no le van a dar vida.

P. ¿No ve, por tanto, en la construcción una fuente de progreso?

R. Bueno, fuente de progreso será mientras se construye. Se crearán puestos de trabajo que luego desaparecerán. Lo que necesita San Vicente es fomentar la industria. No obstante, sí que creemos en el crecimiento, pero las cosas deben hacerse poco a poco, de manera natural, no levantando núcleos de población a siete kilómetros.

P. ¿Qué alternativa “natural” contempla para el Valle del Sabinar?

R. Desde Esquerra Unida, apoyados en el trabajo de los técnicos, presentamos una alternativa ilusionante. Pretendíamos crear una granja taller, establecer unas parcelas para que las personas mayores pudieran plantar lo que quisieran… Es decir, una opción para mantener el medio ambiente y respetar el uso de protección social de los terrenos públicos.

P. En este empeño por conservar el valor ecológico del Sabinar ¿han colaborado con otras asociaciones?

R. Por supuesto. Por ejemplo, con el Grup Ecologista Maigmó  (Grema) conseguimos recoger cerca de seis mil firmas; además colaboramos en algunas jornadas de replantación en las que poblamos el valle de casi cinco mil pinos. Contamos, también, con la ayuda de la Plataforma Joves de Sabinar que imparte charlas en los institutos Gaia y Haygón.

P. Y a pesar de tanto recorrido, la posición de la alcaldía no varía un ápice ¿qué actuaciones o campañas se plantea EU para el futuro?

R. La mayor manifestación que podemos impulsar hoy es la crisis imperante. Por supuesto, emprenderemos todas las maniobras legales posibles porque estamos convencidos de que el macroproyecto no beneficia a los sanvicenteros.

Texto de la nota de prensa enviada por Nofumadores.org:

La asociación había recurrido el decreto de Esperanza Aguirre ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid

Madrid, 20 de enero de 2009
 
Nofumadores.org, asociación líder en España en la defensa del derecho a vivir sin humo de tabaco, celebra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, notificada hoy,  que ha estimado su recurso contra el decreto de la Comunidad de Madrid que desvirtuaba la Ley Antitabaco, y ha declarado nulo dicho decreto.
 
“Es una clara victoria del derecho a la salud frente a los intereses de las compañías tabaqueras y quienes se alienan con esos intereses. Es verdad que la nulidad ha sido por una razón de forma y no de fondo, pero entendemos que si no se hubiese dado dicha falta y se hubiese profundizado en el fondo el decreto también habría sido anulado porque atenta tanto contra la letra como contra el espíritu de la ley estatal” ha declarado Raquel Fernández Megina, presidenta de Nofumadores.org. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha tumbado el decreto por no haberse recabado el informe del Consejo de Consumo de la Comunidad de Madrid, un ejemplo según Nofumadores.org de la forma demencial como se ha elaborado un decreto autonómico, cuyo objetivo básico era desvirtuar la ley estatal. Nofumadores.org denuncia, además, que no se ha escuchado su voz y que, pese a haber solicitado varias veces una reunión con la Presidenta regional, ésta nunca ha respondido a sus peticiones.
 
La asociación recuerda que el tabaquismo pasivo es un problema de salud pública de primera magnitud, que mata al año a 3.000 personas en España y cree que ha llegado el momento para que el Ministerio de Sanidad de un paso adelante y modifique la norma de modo que no haya dobles interpretaciones y se establezcan espacios sin humos en el 100% de lugares públicos cerrados. Denuncia, además, que la legislación actual margina a los trabajadores de hostelería, a quienes se obliga, en su mayoría, a respirar humo de tabaco en su puesto de trabajo.
Nofumadores.org advierte que continuará en los tribunales su lucha en defensa del derecho a vivir sin humo de tabaco.

La ley también se fuma

Muchos establecimientos hosteleros alicantinos no cumplen las exigencias de la legislación antitabaco

 

 

Los asiduos de algunos locales de ocio alicantinos se restriegan los párpados y tosen mientras miran perplejos cómo, a dos metros de su mesa, un papel reza: “espacio sin humo”. No obstante, las multas por el inclumplimiento de la Ley Antitabaco han descendido en 2008 en la provincia. La Comunidad Valenciana suma 731 denuncias. La errónea señalización, el consumo o la venta negligente constituyen las principales causas de las demandas.

Los bares y restaurantes están marcados a fuego desde principios de 2006. Algunos clientes leen el cartel de “se permite fumar”, comprueban la niebla en el interior del local y afirman: “hijo, en éste sí”. El restaurante Bruno Caruso, en el centro de la ciudad, conoce esas escenas. Habilitó uno de sus tres pisos como espacio para fumadores. Según el cocinero, Miguel Luque, la adaptación a las restricciones ha supuesto la pérdida de algunos consumidores. Cuando no quedan mesas de fumadores, asegura el cocinero, “prefieren otro restaurante”. Como indica la ley, en Bruno Caruso no se permite la entrada de niños a la zona habilitada. Sin embargo, en locales que no alcanzan los 120 metros, aunque se permita fumar, los menores pasan sin problemas. Así, Miguel Luque confiesa: “respetamos  la ley, pero ella a nosotros no”.

 

España, ¿espacio sin humo?

 

La pizzería considera discriminatoria esta circunstancia y ve la regulación en todos los espacios publicos cerrados como la mejor solución. La presidenta de la Asociación Nofumadores.org, Raquel Fernández, apoya esta alternativa: “estamos recogiendo firmas para exigir al ministro Bernat Soria que se elimine el humo en todos los lugares expuestos a la ciudadanía”.

Para la asociación, el estancamiento de la ley radica en la pasividad de las instituciones y en el poder de las tabacaleras. Según Fernández, los gobiernos autonómicos no velan por la ejecución del reglamento: “cuando hay denuncias de los ciudadanos, pero no se emprenden inspecciones ni se sanciona debidamente, es lógico que las normas no se cumplan”. En el caso de la Comunidad Valenciana, existe un decreto, recurrido por el Ministerio de Sanidad y la Organización de Consumidores  y Usuarios (OCU), que suprime muchas de las limitaciones contempladas en la normativa estatal. La máxima amonestación económica se reduce de 600.000 euros a 60.000; la dimensión necesaria para la división del local pasa de los 100 metros cuadrados establecidos a 120; en vez de   la separación hermética de las distinas zonas, se permite el uso de mamparas y sistemas de ventilación.

Un estudio de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) demuestra que ningún aspirador de humos del mercado es totalmente eficaz. Estos aparatos reducen sólo una parte de las sustancias tóxicas de los cigarrillos, pero no eliminan la nicotina ni otros gases perjudiciales. Como señala el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), los propios fabricantes de filtradores de aire avisan de la incapacidad de éstos para disipar todos los residuos de los pitillos.

La presidenta de Nofumadores.org atribuye también al poder de las tabacaleras la parálisis de la Ley Antitabaco. Raquel Fernández describe estas compañías como “empresas con mucho dinero y muchos tentáculos”. Además, agrega que el alarmismo del sector hostelero ante nuevos avances nace de la presión de las industrias de cigarrillos. Las probables pérdidas económicas que amedrentan a los propietarios de los locales de ocio “son bulos iniciados desde las tabacaleras”, concluyó Fernández. La limitación en la totalidad de los espacios públicos cerrados se ha instaurado en algunos países europeos como Suecia, Italia o Irlanda. Un informe del CNPT asevera que los negocios de hostelería de ninguno de estos países han sufrido pérdidas. Incluso, en muchos casos, se han generado beneficios. En Irlanda, un año después de la entrada en vigor de las regulaciones, se redujo la caída en el volumen de ventas que arrastraban los pubs y bares.

Según datos del Comisionado para el Mercado de Tabaco (CMT), el consumo de cigarrillos en la provincia de Alicante ha disminuido levemente, aunque constituye un 5,7% de las ventas totales en España. Esta población es escéptica respecto al endurecimiento de las medidas.

 

Sin cigarro no hay café

 

En la provincia de Alicante, la mayoría de establecimientos de menos de 120 metros cuadrados son espacios con humo. Rafael Gracia, de 50 años, acude casi todos los días al bar Avenida a la hora del café. Mientras remueve su carajillo y espera a que se temple, enciende un ‘Winston’. Este alicantino asegura que jamás cenaría en un restaurante donde no dejen fumar y que, incluso, prefiría quedarse en casa antes que “no poder ‘recargar’ entre plato y plato”. Gracia está plenamente convencido de la imposibilidad de prohibir en España el consumo de tabaco en todos los locales de ocio y restaurantes. Además, arguye que en tal caso los adictos a la nicotina serían discriminados por el resto. El parroquiano del bar Avenida reivindica su derecho: “a mí me parece bien que no quieran fumar, pero yo soy libre de hacerlo; además, ahora hay bares para ellos”.

Raquel Fernández apunta que, en caso de que se promulgaran unos códigos más exigentes, los adictos “acabarían acostumbrándose a fumar sólo en la calle o en casa”. Pero Gracia se confiesa incapaz de adaptarse a un mundo sin nicotina. Mientras estruja su colilla contra un cenicero que rebosa, una mujer de la mesa de al lado deja la cucharilla en la taza y oculta una tos repentina con el dorso de la mano.

Los ladridos del chamán

La terapia con animales facilita la rehabilitación de presidiarios, ancianos y niños con discapacidades

 

Todas las semanas, el curandero atraviesa la puerta del geriátrico o de la prisión, los internos lo miran y besan el aire muy ruidosamente como reclamo. Él no se detiene, le espera su primer paciente en la habitación del fondo. Se acerca, dispone las pócimas de su clarividencia, emprende el pertinente ritual de  carraspeos y, finalmente, levanta las dos patas delanteras y las apoya en las rodillas del herido.

 

Muchos mayores de residencias para la tercera edad de la Comunidad Valenciana participan en las terapias asistidas con animales de compañía. Cada semana, un voluntario acude con su perro a los centros y pasa una hora con los internos. Los asilos valencianos de Velluters y Palacio de Raga desarrollan esta actividad desde hace cuatro años. La Asociación para el Respeto y Convivencia con los Animales Domésticos (Arcadys) envía voluntarios y organiza proyectos semejantes en cárceles o en colegios para personas discapacitadas.   
La intervención de los animales en los geriátricos busca reducir el sentimiento de soledad o aislamiento de algunos internos; además, constituye una actividad lúdica distinta a las rutinarias. No obstante, según el psicólogo de la Residencia para Personas Mayores Palacio de Raga, Borja Sánchez, “el efecto que pueda tener una hora de visita a la semana de los perros sobre los mayores no es muy acentuado, no nos gusta decir que hemos cumplido objetivos”. Desde Arcadys, Jorge Vergara valora positivamente las actividades que los centros ofrecen (talleres de memoria, excursiones, semanas culturales…), pero asume que su carácter monótono puede derivar en la falta de motivación de las personas mayores. La visita de los canes supone una propuesta nueva. Alrededor de los perros se genera un ambiente muy positivo: “se relacionan muchas personas que internamente no tienen contacto”, asegura Vergara. En los geriátricos, algunos internos sufren enfermedades que provocan dificultades de comunicación, pero los animales consiguen arrancarles verbos de cariño y muestras de afecto. Incluso, algunas personas con alzheimer que no recuerdan nada de los últimos veinte años consiguen evocar episodios de su infancia gracias a las visitas caninas: “hablan de perros que tenían a los siete años”, celebra Vergara.
El chamán esparce sus hechizos  en una labor social más amplia. Los colegios de niños con algún tipo de discapacidad acogen también animales de compañía adiestrados en el trato de personas dependientes. Aparte, Arcadys firmará un convenio con la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia para el tratamiento de niños con autismo.

Perros en la cárcel

 

El perro es un mago incontenible que deja residuos curativos en todo cuanto lame. Algunos de los cuadrúpedos enviados a colegios, geriátricos y particulares son entrenados por presos de la cárcel de Picassent (Valencia). La protectora valenciana recoge a los animales de las perreras y junto a unos voluntarios, debidamente instruidos, acuden a la penitenciaría. En este caso, la terapia va destinada a un grupo de diez o doce presidiarios con diversos problemas mentales (esquizofrenia, trastornos de personalidad…). Los  convictos educan a los perros y los donan a centros donde los necesitan. Estos presos, en su mayoría, padecen problemas de comunicación y dificultades para formar equipos de trabajo, sin embargo “los animales mejoran el contactode los presos entre ellos y reducen los roces con los funcionarios”, asevera Jorge Vergara. A la vez, se reduce el consumo de medicación por parte de los internos. 
La terapia asistida con animales no es un nuevo descubrimiento, su alquimia es milenaria. Como menciona en un estudio la psicóloga Eva Torres Martínez, en la Grecia antigua se levantaba la autoestima de personas con dolencias incurables mediante paseos en caballo; una pintura china, Primavera en el amarillo, de 1250 a.C. refleja el uso de perros como guías para personas con discapacidad visual. Más tarde, como indica Vergara, para sanar a heridos de guerra, algunos hospitales ingleses poseían pequeñas granjas de aves y animales. La primera documentación concluyente sobre estos métodos se ocupa de la rehabilitación de aviadores estadounidenses al final de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, en España entidades como Fundación ONCE, Fundación Purina o la Asociación Española de Perros de Asistencia (AEPA) fomentan el desarrollo del conocimiento y la investigación en el campo de la terapia asistida con animales.
La ciencia es simple en los aullidos de los perros. Cualquiera de estos curanderos hereda en sus patas las sendas abiertas a lejanos invidentes o la mano gangrenada de un herido acariciándole. Ha sido necesaria la historia entera para que los perros puedan disolver la vejez en dos ladridos.

Los zapatos de Thamar

Thamar camina con cuidado, otea las casas de adobe, comprueba que el desierto mantiene quieta la ciudad de Gurian. En esta localidad afgana próxima a la frontera iraní, la oscuridad no encuentra bombillas que la rompan, ni el agua tuberías para el abastecimiento. A la joven no le parece extraño, tiene nueve años y nunca ha salido de la provincia. Tampoco ha ido a la escuela aunque hace un tiempo que volvieron a permitir la asistencia de las niñas a los centros. Su madre, Nasrin Rashid, le enseña costura. Thamar pasa parte del día enredada entre telas y aprende, a la vez, los duros tejidos de la moral. Si se le pregunta sobre qué hará cuando crezca; sonríe, se estira el flequillo hasta las cejas y lo mantiene mientras se tapa los ojos con las manos. Es su forma de decir que a los catorce años sus pupilas se descolorarán cansadas de contraerse, de buscar líneas de luz que consigan traspasar el burka. Thamar siente un cariño irremediable por los fantasmas que lo llevan. Le recuerdan a su madre cuando llega de la calle como una campana de tela negra y ajada; suele acompañarla un hombre enjuto y con una gran barba al que llamaría padre si le hablara. Antes de que la niña comiera tristeza en vez de pan, esperaba a su madre tumbada para enseñarle las imágenes que había inscrito en la arcilla del suelo. Nasrin retiraba, entonces, la tela de su cara y sonreía con una repentina diadema de rejilla empobreciéndole la frente.

            Hoy la pequeña marcha con los pies muy juntos: cuando el derecho avanza, acaricia levemente el empeine desnudo del izquierdo. Pero sus andares no siempre han parecido una resignación. Thamar aprendió antes a saltar que a caminar. Cuando paseaba por las desordenadas calles de Gurian, Nasrin le agarraba la mano para que no corriera descalza a quebrar el polvo o se perdiera en el camino observando cómo los niños jugaban al fútbol con un balón de rastrojos. Una mañana encontraron un antiguo agujero que el viento y la arena habían cubierto casi del todo, de él salía una tela blanca con abstractos redondeles granates. Ante la curiosidad de la niña, Nasrin explicó que existían unas amapolas que traían envueltas en sábanas y que florecían en todo lo que tocaban.

             Un día la madre descorrió la espesa cortina que servía como puerta de la casa con más atropello que nunca. Se acercó hasta Thamar a la velocidad que los pesados harapos del burka le permitían. La niña, expectante, vio por primera vez esas dos pequeñas piezas: era un par de zapatos azul oscuro, con minúsculas roturas a los lados y con una hebilla que los apretaba al pie a modo de cinturón. Abrió la boca y en una sonrisa exhaló toda la dureza del desierto. Enseguida se sentó y ofreció a su madre los pies locos como peces. La joven afgana no hacía otra cosa que mirarlos, andaba levantando las piernas como un soldado y golpeaba más fuerte la tierra. Alargaba la pisada para girarse y contemplar cómo crecía un cielo de nubes pardas.

            Que sus pies no estuvieran desnudos ni se rasparan con tanta facilidad motivaba a Thamar. Cuando estaba sola siempre había esperado a que llegara su madre perfilando cántaros o dunas, no obstante osó salir. Permaneció en la puerta. Atisbó  una sábana pequeña ondeando en el tejado de una casa en ruinas. Supuso que guardaba esas flores contagiosas que le había explicado su madre y fue a tocarlas para que le inundaran las manos. Subía, saltaba de un cascote a otro, agarraba piedras falsas, las lanzaba al aire y aguardaba a que cayeran. Cuando casi rozaba la sábana, resbaló y rodó hasta el suelo. El golpe de una roca la dejó desmayada. Una brecha le mojaba la frente; las manos desolladas sangraban una mezcla  de piel y arena. Quince minutos después, recobró el sentido y lloró por las magulladuras. Al levantarse notó la punzada de las piedras; de nuevo la tierra de Gurian era lo único que envolvía sus pies hasta cerrar a la altura del tobillo. Agachó la cabeza y volvió a casa taciturna con sus viejos zapatos.  

Parque de Canalejas

Canalejas refugia aquellas noches que fueron descolgadas sin una muerte digna. Abrió sus carnes, como las de todas, el corte limpio del crepúsculo, pero fue a velarlas la memoria de nadie. Por eso todo conserva esa duda suspendida.

Prorrumpen curtidas, marrones, a la desbandada las arterias de la tierra para coronar la clandestinidad. Arriba, las hojas con su turbulencia tocan una lluvia ausente, guardan un océano secreto que se expande y se acurruca. Al llegar al suelo, la luz da en un céntimo que ensombrece las roturas de la boina de un borracho, el día cesa en su litrona que encierra el ámbito de la muerte y parece tener un gusto a terruño indescifrable.

Los bancos casi apoyan la espalda en los bordillos que aguantan el empuje de troncos y raíces. Las ramas más bajas chorrean una especie de melena embarrada. Uno de los bancos está vacío, detrás de él, el ladrillo más resquebrajado; no obstante una pareja adolescente lo elige para hendirse. Sentados cerca de unas frondas sin licencia, el ficus les pone escrupulosa sombra y permanecen quietos, absortos, callados… quizá busquen atrapar en el otro rostro el tamo milenario que les permita besarse desde los primeros labios de la historia, quizá por ello prefieran la piedra rota antes que la madera pulida.

El otoño llega desgastado a Alicante, en toda la península los vegetales han cortejado, vibrátiles, el deterioro y aquí sólo queda apurarlo. Apenas diez hojas, algunas crujen más que otras en las ruedas de los carricoches. La tierra que éstas habitan descamisó hace tiempo su pecho y, ahora, ofrece llagas como informes pisotones. Hacia el fondo del parque, donde borra ya el espacio dos rastros de farolas, los últimos niños juegan en los columpios. Un tobogán a la derecha. En el otro extremo, una moto, un coche y un caballo de madera oscilan sobre su muelle, estos últimos tienen la belleza de seguir meciéndose sin asimilar que el chiquillo corre hacia su madre.

Cuando la luna forma un archipiélago detrás de las hojas, los juguetes del parque no sirven como excusa.   

Poco antes de llegar a las dos salidas laterales el cielo cambia ficus por palmeras. La ciudad con su voz roja puede, entonces, decir edificios, coches, comercios y Mediterráneo, accesorio Mediterráneo. Dos fuentes redondas e iluminadas adornan la huida, manan constantes, no mueren, reciclan su agonía limpia.

Fuera de la estancia se comprende que la luna, pese a verla mutilada, también es entera y sola; que la noche es más negra que la hondura; que el día y su reverso pueden equivocarse y abandonarse así, confundidos.

A las diez, relumbra todo Canalejas.